El proceso de urbanización tiene un impacto significativo en la preservación del patrimonio natural, ya que la expansión de las áreas urbanas a menudo conduce a la transformación o destrucción de ecosistemas y paisajes naturales. La presión del crecimiento urbano sobre los espacios naturales puede resultar en la pérdida de biodiversidad, degradación de suelos, contaminación y alteración de los servicios ecosistémicos, lo que plantea