Era una tarde soleada en el pequeño hogar de Clara y su mamá, Ana. El aroma de la galletas recién horneadas llenaba el aire, y el sonido del reloj de pared marcaba un suave tic-tac que acompañaba a la luz anaranjada del sol que se filtraba por la ventana. Clara, una niña de siete años con pantalones cortos de colores y una camiseta de su personaje de dibujos animados favorito, estaba sentada en la mesa de la cocina, balanceándose en su