El sol de la mañana se filtraba suavemente a través de las cortinas, iluminando la habitación con una luz cálida y acogedora. En la cama, madres e hijas compartían un momento especial. La madre, de unos 40 años, estaba recostada sobre un montón de almohadas, con una expresión relajada mientras miraba a su hija de 20 años que se acomodaba suavemente sobre ella.
La hija se acomodó con cuidado, cerrando los ojos un instante y disfrutando