La habitación estaba suave y cálida, iluminada por la luz tenue que se filtraba a través de las cortinas. El ambiente era acogedor, con una atmósfera de confianza y amor entre madre e hija. La hija, de 21 años, se encontraba reacomodada sobre la cama, con su cabello caído sobre los hombros de su madre, mientras ambas compartían un momento de conexión íntima.
La madre sonrió, sintiendo la tranquilidad de tener a su hija tan cerca. Con